Reflexionábamos dos, en calidad de sujetos embebidos por el tinto, sobre las expectativas. “Lo que mata es expectarâ€� postulaba uno. “MentirÃaste si pensaras que no expectasâ€�, retrucaba el otro. Y mientras, ese amigo de Vinazi nos servÃa otra copa. La conclusión fue nula y los interrogantes, pues, se multiplicaron (lo cual podrÃa ser un indicador de lo productivo de la charla). Estos son los siguientes:
1) Las expectativas son ineludibles?
2) Funcionan en detrimento de lo concreto?
3) Sirven para algo?
4) Ayudan a modificar el devenir, o solo lo condenan?
5) Puede devenirse uno sin expectativas por la vida, tan solo proclamando “lo que se dé, se dará� y bienvenida la sorpresa, o esta también es otra patraña capitalista?
Que intrÃngulis