Agarrate, Catalina!

Debo haber estado muy tranquila estos días, o muy aburrida, o muy hipnotizada por los blogs ajenos (que son todas opciones diferentes aunque complementarias). El asunto es que terminé, otra vez, devanándome los sesos sobre el tema de mi próximo post.
Desistí. Va fan gulo con la resposabilidad editorial, la sed de éxito, las ganas de cambiar el mundo y dejar una huella en esta vida blogger. No tengo autoridad moral para hablar de grandes temas, ni poder como para influir en la agenda setting blogger, ni grandes méritos para ser leída. Ahí está, despojada ya de resposabilidades, les dejo estas pastillitas.

- Mi jefecito, dada mi nueva calificación “profesional� (que no se traduce en mi sueldo), me encargó una tarea digna de mi formación académica. Me mandó a averiguarle si tenía que pedir permiso al Gobierno de la Ciudad para pintar el frente de su casa. En fin. Pongamoslé que en vez de cuestionar mis funciones en la empresa, o reflexionar sobre el poder, etc, etc, me lo tomé como una tarea de investigación detectivesca y habilité una hojita blanca de mi cuaderno de anotaciones para registrar todas las pistas (si, cuando yo le pongo onda a algo, le pongo). Previa búsqueda de teléfonos en internet, comencé el llamado desenfrenado por toooodas las oficinas del gobierno, secretarías y hasta centros de atención de los barrios (CGPs). Nada. Ni un dato, todos me derivaban a otro interno, pero por el solo placer de derivarme, porque nadie entendía (ni yo) el motivo de mi llamado. Sin embargo, hubo algo que se repitió 3 veces en una seguidilla de 15 llamados: me sugirieron comunicarme con la oficina de catastro (palabra cuyo significado no buscaré jamás, pero el contexto me dice que tiene que ver con las fachada de edificios y la pintura). Llamé, pues, harta e indiganda a la Secretaría de Planeamiento (léase: a un número que había remarcado como importante en el curso de la búsqueda) y demandé con total vehemencia, sin que mediara ninguna fórmula de cortesía: -: Quiero hablar con la Oficina de Catastro!. A lo que una señorita me contestó: -: si, es acá, pero en este momento Catastro está en el baño.

- El tano está que arde. Se acuerdan de la historia de Andrea. Bueno, que yo no le creo, pero él asegura y recontraasegura que en junio viene “a trovarme�. Yo no me lo creo por una razón muy simple: el señor es puro impulso, y eso lo hace irresitible claro; pero yo que soy puro razocinio (que no implica certeza, ni verdad, ni….eso) ya me veo como termina esto: al tano se le cruza una tailandesa en una semana, se engrampa con ella, va a la agencia de viajes, cambia el pasaje de Argentina a Tailandia, y ustedes que leen van a tener que ir a buscar a esta boluda que les escribe a Ezeiza y me van a tener que acarriar a casa con mi cartel de “Benvenuto� y todo. En fin, digamos que mejor quedarse con la frase que no se cansa de repetir: “Ma quanto sei bella!!??!!�. Veremos.

- Last but not least: hoy hay Gala. Ehmm si, soy una adicta a los realities. Me encantan. Los adoro. No da que les cuente que me puse a llorar en la final de Expedición Robinson 1, cuando Picky lo dejaba ganar al pelilargo, mientras este gritaba: Ayúdame Jesús! (yo sola no lloraba, Celeste también, Marina se burlaba y ahí fue cuando Celeste a puro moco la calló al grito desconsolado de: “RESPET��, pero esa es otra historia). Tampoco da que les cuente que en un desvarío pronunciado casi nombro a mi gato “Milton� en honor a… uy dios, que vergüenza.. no le cuenten al tano que no viene un caTzo!... Quería decir que hoy hay Gala, y me cago en Marley y el jurado y toda esa parafernalia sentimentalista de Telefé, pero si se va Nelson, NO RESPONDO DE MI!.

Ciao, a dopo.