El relato cronológico de un viaje es lo menos parecido a la experiencia de viajar que se me ocurre. Por suerte con los dÃas me voy olvidando de detalles tales como nombres de plazas, monumentos, fechas, números de habitantes, y todos esos datos superfluos que uno se esmera tozudamente en recordar como si su acumulación certificara aprendizaje, o no se que cosa. Con los dÃas aparecen las frases justas, los conectores, se arma el relato y deja de ser carne, y por fin puede llegar a los demás.
No me interesan los análisis repetidos, todo lo que escuché de Cuba, aún sin querer escucharlo, es cierto, todo. Pero nada de eso es la verdad completa. Si algo puedo aportar son apenas algunas preguntas, entre ellas, y muy fuertemente me intriga, si el consumo es, no ya un objetivo, no ya la pata boba de un sistema económico, sino una necesidad intrÃnsecamente humana, superestimulada a veces, pero en el fondo, con una raiz biológica.
Además de estas reflexiones sesudas, también tuve tiempo para el cachondeo. No, no se levanten y se vayan, que todavÃa falta lo mejor.