Son la 10 y 20 de la mañana. Acabo de romper el expendedor de jabón lÃquido del baño de la oficina y me importa un rábano.
Es un hecho, simple y conciso que ilustra perfectamente aquello que sólo el lunes tiene y lo hace maravilloso. Es ese estado de semiensueño que porta, o aporta, a la vez el momento más lúcido de la semana. Luego, la mañana avanza, se hace mediodÃa y casi al atardecer uno ya está lo suficientemente preocupado por nimiedades que entorpecerán el raciocinio por el resto de la semana.
"Me importa un rábano" me resulta una frase simpatiquÃsima.
Y para balancear un poco la futilidad de la oración inmediatamente anterior les diré que hoy me desperté pensado en
Hermes Trimegisto. Tomá mate!
Y lo que pensé se los ahorro porque no aporta nada al conocimiento la Hermética, la Cábala, la Alquimia y la MÃstica. Simplemente les dejo unos links para quienes gusten de vagar conmigo un rato, antes de ocuparse de lo realmente urgente.
"Quien no conoce nada, no ama nada.
Quien no puede hacer nada, no comprende nada.
Quien nada comprende, nada vale.
Pero quien comprende también ama, observa, ve...
Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es
el amor...
Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas."
Paracelso .