Agarrate, Catalina!

En mi graciasadiosytodoslosantos superada pubertad comprar toallitas femeninas me daba pudor, y conseguir una caja de mini OB me llevaba toda una tarde: cinco minutos en llegar, pedir, pagar y correr a casa, el tiempo precedente juntado valor.
Luego tuve que enfrentar al farmacéutico y pedirle "preservativos por favor". Tremendo. Lo del autoservice en las farmacias facilitó las cosas, pero lo cierto es que de una manera o de otra se tarda un suspiro en acostumbrarse. En una época lo hacía hasta con cara de orgullo: "soy una Mujer Latinoamericana ejerciendo su Derecho al Control de Natalidad plus que este Método de Barrera nos protege a mí y a mi Compañero Sexual de contraer una Enfermedad de Transmisión Sexual como lo son el SIDA, la Gonorrea, y que se yo cuantos microbios tendrás vos ahí abajo ". Pero también se pierde ese aire de autosuficiencia. Hace poco entré apurada al farmacity y cómo a algún genio del marketing y el paisajismo se le ocurrió rediseñar la distribución de las góndolas pegué un grito: dónde metieron los forros???. La chica de chaleco azul se me señaló tímidamente con el dedito a la izquierda, quizás temerosa de que los quisiera usar in situ, con ella.
La primera vez que compré un test de embarazo casi me desmayo. Confirmar un embarazo es algo que nunca me ha pasado, pero comprar uno de estos tests es confirmar que "existe la posibilidad", es escalofriante. Luego otro (puta madre), y otro (ya sé que no, es solo para tranquilizarme) (y créanme que los paréntesis se notan en la cara). La última vez se lo compré a una amiga, y cuando llegué a la caja creo que además pedí una crema de cacao. Fue un trámite sencillo.
Eso sí, esto de tener sacar número, esperar media hora, y tener que gritarle al viejo choto, sordo del farmacéutico frente a las 10 personas que esperaban su turno que necesito un Enemol creo que es algo que jamas voy a poder superar.
...
No es para mí, es para una amiga.
: )