Agarrate, Catalina!

Namber Nain Namber Nain Namber Nain...

miércoles, 20 de julio de 2005

 

With a little help from my friends

Hoy nos juntamos en lo de Meli. En segundo año su mamá nos empezó a llamar Las Melli, pero recuerdo que fue el 20 de julio del año anterior, cuando yo todavía era "la nueva" y lloraba por todos los rincones porque nadie me hablaba en la escuela, que sonó el teléfono y era ella para decirme "se que no nos conocemos mucho pero Feliz día del Amigo". Creo que en ese momento no me cambió el humor, pero definitivamente me cambió la suerte. Es el recuerdo fundacional de mi adolescencia. Melina es imprescindible para mí.

A Cele ya la conocen. Igual voy a hablar de ella, porque sino se apersona aquí mismito a cantarme las cuarenta. No se lleven la impresión equivocada, Cele y yo no somos almas gemelas, ni socias perfectas. Cele discute, arroja, reacciona. Yo medito, callo, contemporizo. Cele abre el juego, se acerca, sonríe. Yo digo "No va más", me replego, miro para adentro. Ella dice "si, claro". A lo que no respondo, "por supuesto que no". Ella manda. Yo mando. ¡Pero por dios! ¡Cómo le salen esas milanesas de berenjena a la napolitana! Y creo que ya sé lo que piensa en cualquier caso: todo lo contrario; y sin embargo, para mi no está cerrada ninguna de mis disquisiciones internas si antes no la escucho. A veces la refuto de gusto nomás. Ella piensa que es creativa solo en respuesta a estímulos. Yo no se si conozco a alguien que pueda hacerle sombra.

De cuarto a séptimo grado Rosi fue mi compañera de banco. Rosi tenía un kiosco y pilones infinitos de figuritas. Fuimos a secundarias diferentes, ella quiso estudiar historia pero no pudo domar a la UBA, trabajó horas interminables de cajera en Coto y un día se hartó. Siempre era ella la que venía a casa. Un día a fines de 2001 me llamó y me dijo: Estoy en Nueva York. La maldije, le dije que se fuera a cagar, que cómo se iba a ir a ese país lleno de cerdos capitalistas, qué cómo se iba a ir ahí ahora que estaba lleno de terroristas explosivos, que esto lo hacía para llamar la atención (?), que cómo se iba a ir sin despedirse. Estaba tan lejos y sola y la traté tan mal que me dio miedo no saber nunca más nada de su suerte. Pero ella me siguió llamando. Luego desestimé sus penurias por varios meses, le decía que se dejara de vacaciones y volviera o que disfrutara un poco más y fuera de excursión. Ella me siguió llamando. Ahora ya entendí que esto es lo que eligió, que está haciendo un esfuerzo muy grande y que la extraño. Y espero que me llame este finde, cómo todos los meses.

Paula era la nueva igual que yo. Odiábamos la hora de matemática. Cada vez que empezaba la clase alguna de las dos decía: "un día nos vamos a ir a Venecia" y así despejábamos x tras x. Tan maldita era esa materia que el día de su cumpleaños, en cuarto año, la llamé a las 9 de la mañana, le pedí el resultado del ejercicio 12 de la guía y le colgué. Me di cuenta al mediodía. Me perdonó, menos mal, y en febrero de 2001 nos fuimos a Venecia. Planificamos todo el viaje para llegar allí en Carnaval. Nos compramos máscaras, y lloramos un poquito la primera vez que pisamos la Piazza San Marco. Ahora vive en Rosario. Pau me puede, creo que no hay definición más exacta.

Maca es de esas personas que se te cruzan en la vida solo porque tenés suerte. No puedo recordar una sola situación, una sola frase, una sola actitud en la que me pueda haber hecho daño. No la hay. Y sistemáticamente hace 10 años que viene a todos mis cumpleaños. Y de la misma manera yo no voy a ninguno suyo. ¿Y creen que eso lo amedrenta, lo desanima, lo cansa, le genera algún tipo de actitud revanchesca? Pues no señor. Como tampoco lo amedrentan las paperas y va y hace pogo (?¿) con Alanis Morissete en Obras, y después viene un toque más atrás a chequear que estés bien y desliza un: "tengo las bolas en la garganta". ¡Qué Muchacho Extraordinario!

Con Marina competimos fervientemente en la maratón de la malevolencia y el sarcasmo. Y siempre me gana. La conocí en la primera materia del CBC y seis años después rendimos el último final. Nunca se lo dije, porque nuestro estilo es mas bien parco, pero estoy 100% segura que si la facultad fue para mi cómo encontrar mi lugar en el mundo, es en gran medida porque, en realidad, la encontré a ella. Pocas cosas extraño tanto como nuestras charlas cotidianas sobre la televisión. Y nada de cientificismos, puro chusmerío e ironía de raro buen gusto. Una vez, después de 20 horas de trabajo insalubre por un trabajo de semiótica, se rebeló contra mi detallismo estampándome un elefante de peluche por la cabeza. No uno, sino tres elefantazos me dio. No me curé, pero que llegamos, llegamos. A fin de año se va a España. Yo, al igual que los demás, ya empiezo a procesarlo, por ahora solo puedo decir: Carajo.

La primera vez que hablé con Romina fue a los 4 años. Nos mudábamos al departamento C y nuestros vecinos del B nos hicieron a favor de hospedarme en el patio de su casa, con sus críos, el rato que durara el desbole de la mudanza. No lo recuerdo exactamente, pero creo que jugamos con sus Pin y Pon. Después de ese día jugamos con las Barbies durante 10 años, sin interrupción. Yo fui hija única hasta los 13, jugaba con ella, me peleaba con ella, fue mi hermana necesaria. Ella y su familia se mudaron a la vuelta, a los 2 meses me mudé yo con la mía, al lado de su casa otra vez. ¡O acaso se creían que las vecinas se separan así de fácil! La última vez que hablamos fue ayer a la noche, me llamó y me dijo: hola Catu, la gorda está jugando con los Jovi y se comió dos Sugus, al final mañana es a las nueve, ¿qué llevo? La gorda es mi sobrina. Tiene un año y medio y ya dice Cati: ¡qué criatura excepcional!

La cintura de Sol mide menos de 60 cm. Se ríe tanto, y es tan graciosa. Creo que las últimas veces que lloré de risa fue gracias ella. Yo prefiero decirle Mamina. Es poderosa la chiquitita. Es un tanque. Tiene un sentido de la Lealtad que me genera una admiración suprema. En las horas de inglés se despedía siempre: "Good Bye Alice hasta luego", hasta que un día cayó en la cuenta y pegó el grito: Pero boluda, ¡estoy diciendo dos veces lo mismo! Y se sigue riendo hasta contagiarme. Y mirá que le han tocado un par de reveses bravos...a todos les puso en pecho y nos enseño que nos dejemos de mariconadas. Le dio tanto pero tanto para delante, qué yo todavía me pregunto de dónde sacó toda esa polenta. Una vez yo estaba muy preocupada por lo que pudiera pasar y me dijo la frase más reconfortante del mundo: "Si, puede pasar, pero No va a pasar porque no te lo merecés". El 29 se recibe de médica. La doctora Mamina. No se lo dije nunca, pero estoy tan orgullosa de ella.

July no puede pronunciar un solo apellido correctamente. Es un talento único. Ojo, con otras palabras también le pifia. Y siempre me doy cuenta, y nunca me puedo contener. Reconozco que eso entorpece nuestra comunicación; no sus sílabas cambiadas, sino mi maldita costumbre de burlarme. Creo que una vez me quise disculpar y le dije que ella era un diamante, pero en bruto. No tengo perdón. Julietona no se rinde conmigo. Me ha abrazado tanto, y tan profundamente y sin justificativo y tan de sopetón la mayoría de las veces que ha logrado, con los años, convertirme en una persona un 10% menos arisca. Creo que nadie más puede jactarse de eso.

La negra es una mina con estrella. Es muy capaz, pero lo sorprendente son sus golpes de suerte, las coincidencias, las corrientes de buena vibra con las que se desplaza en el mundo. Más de una vez me he quedado anonadada escuchando cómo se le dan las cosas y he dedicado varios cafés a dilucidar el origen de su fortuna. Creo que después de mucho tiempo tengo la respuesta más acertada. Ella no tiene buena Suerte. Ella es Buena Suerte, es la fuente generadora. Me dijo: en Europa acá y acá, en Cuba acá y acá, y tenía razón. No me olvido más la vez que fuimos a Córdoba y casi me desnuco entre las piedras de una cascadita, mientras trataba de seguirle el trote. Ella adora los quesos y cuando ceba mate se prepara además un vaso de agua fresca y uno de coca y toma las 3 cosas simultáneamente. Hace 2 años y medio que vive en México. Hace una semana me dijo "Venite". La extraño, hasta recién pensaba que menos.


No puede faltar el Gran Agustín. Definitivamente no puede faltar. No puede faltar porque apareció reciencito a decirme: Ya sé que estás en contra de estos festejos, pero Feliz Día. O sea, tiene toda la razón. La tiene clara, mi obtusa y sistemática contra, y el cariño entre los dos. Cualquiera diría que compartimos poco, se equivocan. Lo cierto es que a mi me pone contenta verlo, lisa y llanamente. El es un loving warrior y nunca pierde oportunidad de demostrármelo. Es un dandy. Es tan sensible. Es tan torpe. Cree en mí. Me llena de piropos y apuesta al delirio: "yo voy a invertir en tu libro, lo hacés bien, ¿no te das cuenta?". Agustín no puede faltar, de eso me doy cuenta.

Creo que también falta que les hable de Pablo, en Barcelona, de su generosidad sin límites, de Garci, en el Congo (nos escuchamos en la distancia), de Lili, mi amiguita del jardín; de Vicky, eternamente en la luna. Quedarán para una oportunidad cercana.

Por último quería decir que, a pesar de mi poca fe en la virtualidad y sus modos, este blog me ha cruzado con gente muy interesante. Para mi la amistad es cuestión de tiempo, pero tengo un par de fichas puestas en este, en aquel, y en este también. Ud saben.

Como les decía, hoy nos juntamos en la casa de Meli. Me toca llevar el maní.

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