No una sino tres veces me patiné hoy con mis taquitos chupete en la recepción. Una, frente a los dos recepcionistas de la mañana. Después, frente a la recepcionista de la tarde, el cadete que me traía un sobre y el mozo del bar. La última vez reciencito nomás, cuando bajé a recibir a nuestros beneméritos clientes.
En la primera oportunidad exclamé: ¡Ay Dios, casi me mato!
La segunda vez: ¡AY, PERO ME CAG...o en la mierd...!
Frente a los últimos: ¡Ojojoj, qué terribles estas lajas! ¡cualquiera podría lastimarse! y con la manito me hice aire.
Cuestión de escalafones.