Agarrate, Catalina!

Hacía mucho que no me quedaba despierta hasta tan tarde, sola. Sola, solita y sola. Hasta hace poco este era mi modo natural. Me movía tan cómoda a la hora en que todos duermen, daba tantas vueltas sin moverme. Me sentía más lúcida que a cualquier otra hora. Sola, solita, sola. Abría puertas, charlaba en silencio. Ponía en palabras. Inventaba un discurso para entender las cosas que me pasaban. Ficciones, por supuesto. Ensayaba varias formas de ver las cosas y me quedaba con la que más autocrítica, pero con la menos hiriente también. Son ficciones necesarias, creo.*Ficciones Orientadoras* como decía el cuadernillo del taller de semiótica del CBC. Pocas cosas son las que recuerdo textualmente.

Y hace tanto tiempo que no me hallaba de este modo que al principio me picó la ansiedad. Como volver al colegio después de tantos años y especular con quién te vas a encontrar. Y lamento no poder en esta ocasión unirme a la causa de la buena vecindad y las relaciones sociales, pero ¡qué alegròn, sola, solita y sola! El resto, sin novedades, sola, solita y sola se encuentran y se ríen porque evocan a otros tantos, y se ríen de lo que no se puede decir en voz alta, de la vergüenza propia.Todo, *todo* se vuelve un paso de comedia, irreproducible claro. Se preguntan si alguien intuye siquiera el tenor de estos encuentros. Y concluyen que hay algunos asuntos pendientes, sí. Pero no serán solucionados esta noche.

publicadas por Ca  # 11:32 p. m.