Agarrate, Catalina!

Namber Nain Namber Nain Namber Nain...

domingo, 25 de junio de 2006

 

La delgada línea entre el archivo y el cachivache

Después de los clavos y las hurras del partido comencé a ordenar los libros, las revistas, y el amontonamiento de años en mi nueva biblioteca, que no es otra que la misma de siempre, pero reacomodada porque hace unos meses se vino abajo. Repito: se vino abajo. Literalmente.

Pues bien, es la madrugada del día siguiente. Me duele la espalda y en la pieza hay una biblioteca hermosa, llena de los libros que más quiero. En el mueble nuevo hay 5 cajas de embalaje repletas de papeles (en su variedad: revistas de música de política de comida (!), apuntes, manuales, libracos, malditos atlas) con sus correspondientes etiquetas identificatorias. Y en el piso de la habitación: 3 (tres, si tres) cajas repletas de "recuerdos"; 3 cajas "pensadas" pero aún no armadas, una de fotos, una de recuerdos de viajes (que por supuesto son recuerdos cuya especificidad es absolutamente diferente la de los "recuerdos" de las cajas anteriormente mencionadas), y una de "pc" (créase o no); 2 pilas de libros diarios y revistas que no entran en absolutamente ninguna categoría (imprescidinble adecuarse a una categoría para luego entrar en un caja para luego entrar al mueble). Ah, me olvidaba de las 13 cajas de zapatos "de verano" que también se apilan sobre la alfombra, porque antes estaban donde ahora, claro, están las cajas de embalaje. Y una bolsa con los libros de idiomas que aún no decido que tan a mano dejar, no sea cosa que tenga que escribir una carta urgente (juro que en mi cabeza eso tiene sentido) y no tenga los libros frente a mis narices para decidir la pertinencia de una preposición. Además decidí que esta vez no voy a poner ningún adorno/ito en los estantes, por lo que tooodos los adornitos de antaño (sentimentalmente valiosísimos desde ya) están en otra caja más pequeña, también en el suelo. Tengo 4 bolsas de cartón llenas de papelerío para tirar, la mayor purga en años. Las bolsas de cartón salieron de la gran bolsa donde junto las bolsas (menos mal que las guardé). Adivinen dónde está la gran bolsa ahora. ¿Qué más hay a mis pies? Bueno, las cajas de siempre, en la que se amontonan aquellas cosas que estorban al paso, pero no da tirarlas porque alguna vez las podemos necesitar, entre ellas: un teléfono inalámbrico que no carga bien, unas antiparras, las cajas de los relojes, un transformador que por supuesto no sabemos de dónde salió pero cuando lo tire seguro que aparece el aparato que lo necesita, y una gorrita con vicera muy canchera que me traje de Puerto Madryn y usé durante la secundaria y ya sé ya sé ya sé que iría mejor en una de las cajas de recuerdos con la etiqueta que diga Madryn - Secundaria pero ni putas crean que vuelvo a abrir esa caja de mierda para meter la gorra del orto.

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