Agarrate, Catalina!

Namber Nain Namber Nain Namber Nain...

domingo, 11 de febrero de 2007

 

Punto de Vista

Hace fácil 2 semanas que me vengo haciendo mala sangre por el pomo semi vacío del dentífrico. Desde que están hechos de ese plástico no-apretujable nunca queda del todo claro el momento en que ya no hay más pasta dentro del puto envase. Y no sé dónde exactamente en mi cerebro, pero una venita debe estar algo doblada, como manguera de regar el patio, y no me irriga cierta parte encargada del posicionamiento de problemas, llamémosle en este caso "problema del pomo inacabado", dentro de una perspectiva socio-histórico-global.
Es así como a pesar de todas las cosas relevantes, horribles y felices que pasan en el mundo, cosas importantísimas: como el nacimiento y la muerte de tantas personas, la discusiones de tantas ideas, las luchas de los desposeidos, las estafas de los poderosos, las necesidades de los afectos... a pesar de todo eso que pasa me tomaba entre 30 y 40 segundos por día en hacerme mala sangre por el pomo engañoso: ¿ese globito será de aire o de pasta?, ¿si lo repaso con el lomo del peine lograré una porción de pasta aprovechable?, ¿me quedaré sin pasta a minutos de la medianoche?... Todas cuestiones vitales, por cierto.
Pero hoy fue diferente. Estiré el brazo, abrí el mueblecito bajo la pileta del baño, vi que había un dentífrico nuevo y reluciente y lo saqué. Lo agarré, lo giré, me leí la cajita de pe a pa. Lo decidí en poco menos de medio segundo: lo estrenaría en contados minutos y el viejo pomo pasaría al cesto de la basura sin que mediara en la transición ningún tipo de cavilación. La cantidad de producto deshechado*** y por ende desaprovechado sería un misterio con el que aprendería a vivir. Estaba lista. Y así fue.
Otra buena decisión tomada desde el inodoro.



*** Oiganmen, loco, ¿qué onda?, me mando una burrada del tamaño de "desHechar" y ninguno es capaz de decirme bruta bestia iñorante que qué lo que decís. Nada, silencio. Y tiene que volver la burra a releer para darse cuenta. Qué soledad, qué tristeza, ni el infradotado que se detuvo a decirme hipócrita hace unos días tuvo el buen tino de ensañarse y esta vez, con razón. Ta bieeen, dejenmén, dejenmén, yo solita me las arreglo, pero después no se hagan los cariñosos, man, que cariño es un sopapo dado a tiempo. (?)





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