Agarrate, Catalina!

Viajaba parada en el colectivo a las 8.30 de la mañana. Me sostenía con una mano y de ese brazo tenía colgada la bolsa del tupper con el almuerzo. Con la otra mano agarraba el libro y hacía fuerza con el dedo gordo para que se abriera bien (las ediciones de bolsillo se pasan de compactas). Venía bastante entusiasmada con la biografía de la señora. Justo por la página 200 llegamos al 17 de octubre. Él se pasa casi todo el día en pijama. Y luego la plaza. Y "la conversación" con la multitud, que no me resulta novedosa, pero nunca deja de sorprenderme. Y luego se casan, falsificación de partida nacimiento mediante. Ella se quita tres años para no ser ilegítima e invierte el orden de sus nombres. Juana plancha manteles mientras un grupo de copetudas se moviliza para denunciar que es madre soltera.

Entonces se para un hombre y me distraigo un segundo, a ver si pego asiento. No es necesario que se lo gane a nadie. Es para mí. Debe haber visto la tapa del libro. Mientras se incorpora y se abre paso al pasillo me dice: Vení, sentate. En honor a Evita.
Y yo le agradezco y me río y sigo leyendo, sentada. Y un buen rato más tarde vuelvo a levantar la vista y lo veo. No se bajó. Custodia parado mi lectura, agarrado del pasamanos.
No se bajó.
Ya me lo había dicho, pero yo no lo entendí en el momento. Me dio el asiento en honor a Evita.

publicadas por Ca  # 4:05 a. m.